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Del éxodo al arraigo: la nueva era artística extremeña

  • Foto del escritor: Bernalina Producciones
    Bernalina Producciones
  • 13 may
  • 2 Min. de lectura

¿Qué está pasando con las nuevas generaciones de artistas extremeños?

Fotografía de @bhero.photography.
Fotografía de @bhero.photography.

El pasado fin de semana, Cáceres acogió nuevamente una de las citas más importantes de su calendario cultural: el Festival WOMAD. Un evento que cada año sorprende con propuestas musicales llegadas de todos los rincones del mundo, y que, cada vez más, apuesta por artistas locales y extremeños. WOMAD Cáceres se está consolidando como una plataforma de oportunidades para los creadores de la región, y en esta edición ha contado con un total de diez agrupaciones, entre ellas: Fônal, Asina Önde, The Ruffus, Niño Índigo, El Gato con Jotas o Sanguijuelas del Guadiana. Proyectos diversos que aportaron riqueza, variedad y, sobre todo, evidenciaron el gran talento de los jóvenes artistas emergentes de Extremadura.


Es interesante —y alentador— observar cómo, desde las grandes corporaciones y los gobiernos regionales, se empieza a tomar conciencia de la importancia de dar cabida y oportunidad a lo propio: poner en valor, de una vez por todas, quiénes somos y por qué estamos orgullosos de ello.


Fotografía de @bhero.photography.
Fotografía de @bhero.photography.

El extremeño carga con un trauma heredado, con el cliché del “eterno emigrante”: tenemos que irnos para encontrar una vida mejor y poder trabajar en lo nuestro. Hablo desde la perspectiva artística, aunque esta mentalidad está profundamente arraigada en toda la sociedad extremeña. Es un discurso que nos hemos aprendido de memoria, como si fuera inamovible. Pero esto tiene que cambiar. Y, de hecho, está cambiando. Extremadura y su juventud están resurgiendo de sus cenizas, rescatando la esencia del folclore y las tradiciones, y mostrándolas con talento y virtuosismo excepcionales. Los jóvenes extremeños quieren vivir aquí, trabajar aquí, ofrecer y recibir oportunidades aquí. No hay mejor escuela ni mayor fuente de inspiración que nuestra propia casa: nuestros pueblos, nuestro patrimonio, nuestra música. Y hay una enorme hambre de mostrarlo, pero también cuesta mucho y sigue siendo un camino muy difícil. 

Entre bambalinas, se percibe cómo se está gestando una red sólida y potente. Una estructura cultural que Extremadura teje con urgencia, con la necesidad imperiosa de romper con organismos rancios y elitistas que durante años han concentrado el poder. Extremadura ha llegado para quedarse en el panorama cultural nacional. Y veremos cómo, con fuerza, seguirá dando de qué hablar.


Jero Evia 

Mediadora Cultural y Fotógrafa.


 
 
 

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